Abstract:
En términos demográficos se dice que una población se vuelve “vieja” cuando la cantidad de personas de edad avanzada aumenta y el número de niños y jóvenes disminuye (United Nations,1991).
En 1950 habían 200 millones de personas de 60 años y más en el mundo, lo que constituyó un 8% de la población mundial. Las proyecciones demográficas indican que para el año 2025 esta cantidad se incrementará seis veces, lo que daría un estimado de 1 200 millones de adultos mayores. Es decir cerca del 14% de la población mundial estaría conformada por este grupo etéreo (United Nations, 1991).
El número de personas de edad avanzada cobra cada día mayor importancia como resultado del envejecimiento de las sociedades. Este fenómeno, ocasionado por el descenso en el nivel de fecundidad y mortalidad de las poblaciones es lo que se conoce como Transición Demográfica.
Costa Rica presenta una tendencia hacia el envejecimiento que se refleja en un creciente número de personas de 60 años y más. Para 1984 la población de adultos mayores era de 154 834 (Dirección General de Estadística y Censos, 1984) y de acuerdo con proyecciones de población esta cantidad ascenderá a un aproximado de 299 966 (CELADE, 1998), lo que significa casi el doble de población adulta mayor en relación con 1984.
Esta situación provocará gran impacto en todas las áreas de acción en especial en las de demanda y oferta de servicios de salud, producción de bienes, empleo y dinámica familiar, afectando el funcionamiento de las sociedades (Proyecto SABE,2000).
En este sentido los cambios biológicos asociados al envejecimiento y al ambiente social en que se desenvuelven los adultos mayores hacen que este grupo sea considerado tan igualmente vulnerable como los niños en lo que respecta a nutrición y salud.